El aborto inducido, ya sea por agentes farmacológicos o por procedimientos quirúrgicos es un crimen, pues provoca la muerte de un ser humano que no tiene posibilidad de defenderse, ni de exigir el respeto de su derecho a la vida. Actualmente existen, a nivel mundial, numerosas organizaciones que apoyan la falsa idea de que la mujer tiene derecho a decidir sobre la terminación del embarazo. Atrás de estos movimientos se encuentran fuertes intereses económicos y políticos que, apoyan sus argumentos pro-aborto en mentiras y manipulación de la información. Más allá de las implicaciones éticas y morales que rodean la problemática del aborto, necesitamos desenmascarar el falso fundamento del movimiento proabortista.

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