Un día citas a una artista que admiras para grabar una entrevista. Empollas la conversación, revisas trayectoria y escondes las inseguridades. Cuidas los detalles, la locación debe ser en un lugar precioso y acogedor y por eso escoges tu cafetería favorita. Está todo listo, la artista llega y te sale tremenda entrevista. Un abrazo para sellar ese comunidad de a dos que se ha creado en ese momento y cuando vas a descargar la entrevista para enviarla a edición, te das cuenta que su micrófono no estaba bien conectado, por lo tanto no se grabó su voz.

Spoiler! Alba Luz no me mató. Ella sonrió y me pidió sacar la agenda y en ese mismo momento buscar otro día. Y ese día llegó y se grabó todo correctamente. Y sobre todo hablamos. Hablamos de todo. De lo que se habló, de lo que no se habló. De sus miedos pasados, de como se abren las heridas en un escenario y como una canción puede sanar a quién la escucha. De la felicidad y lo simple como sinónimos. De su camino y vaya camino.

Sumérgete en esta conversación que seguro te deja algo para el camino. No te olvides del café!

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