El resentimiento no llega como una tormenta repentina. Se instala como la humedad en las paredes del alma, silenciosa, persistente, casi imperceptible al principio. Surge en el momento en que alguien nos hiere, y no encontramos cómo procesar ese dolor. A veces, ni siquiera recordamos el instante exacto en que comenzó. Solo sabemos que está ahí, como una raíz que se ha extendido por dentro, tocando pensamientos, emociones, decisiones, relaciones.Tu amigo Israel Meza, que Dios te bendiga siempre y recibe un fuerte abrazo.

Ver todos los episodios