Confiar en el tiempo perfecto de Dios es una de las lecciones más profundas que podemos aprender en la vida espiritual. No se trata solo de esperar, sino de cómo esperamos. Es fácil decir que confiamos cuando todo fluye como deseamos, pero la verdadera confianza se revela cuando los planes se detienen, cuando las respuestas no llegan y cuando el silencio parece prolongarse más de lo esperado. En esos momentos, Dios nos invita a mirar más allá del reloj y a descansar en su fidelidad.
Tu amigo Israel Meza, que Dios te bendiga siempre y recibe un fuerte abrazo.

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