La perversidad definitivamente no es un tema que hablemos en casa; sin embargo, todos en algún momento hemos actuado con rasgos perversos o hemos estado frente a una persona perversa. Que difícil se nos hace reconocer a una persona con esas características, tienen un gran poder de manipulación y pareciera que su accionar no es concluyente, como si no pudiéramos enumerar las cosas que hacen porque lo mezclan con breves comentarios de amor, motivación y/o acciones que parezcan buenas y que al final terminan confundiéndonos. Ahí también radica la dificultad que sentimos a la hora de comunicar porque esa persona nos hace daño. Nos guardamos lo que sentimos porque creemos que no vamos a ser comprendidos. Toma nota de este episodio y reenvíaselo a quien este frente a una persona perversa y no sabe que hacer.

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