Bueno, está verde aun, pero funciona. La transcripción es mía. Qué difícil es articular lo simple en la guitarra, (reflejo de eso mismo que se da en el día a día: qué fácil es perder lo simple.)
Es una pequeña aria, de un noruego, petiso, "El poeta tonal", leí por ahí, que se casó con su prima cantante y que prefería componer para esa realidad de entrecasa, (otra vez, esos huecos del día a día). "Yo quise, como Ibsen en sus dramas, construir para los hombres, para que se sintieran en casa y felices."
Ahora, una guitarra de entrecasa, evocando algo. Bueno, evocando a un piano, pero no. Bueno, evocando a un piano que evoca una voz evocando algo, pero tampoco. No sé, hay una ventana, una cosa ahí, entre medio del lenguaje. Algo está por decirse, pero nunca se revela (para Borges, este instante en si, esto que no se produce, es el hecho estético) (CF. "La muralla y los libros", Otras inquisiciones)

Se me escaparon un par de días, pero en fin, apio verde para Edvard Grieg.

Edvard Hagerup Grieg, Op 12, No. 1 "Arietta" (1867)
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18 de Junio de 2019

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