Seguimos buceando en el pop de vanguardia de hace 40 años: todos queríamos ir a Londres, como Dead can Dance (desde Melbourne), o X Mal Deutschland (desde Hamburgo), hasta incluso una chica islandesa de 18 años llamada Bjork, que grabó alli su primer disco al frente de K.U.K.L. Y es que sellos como 4AD y bandas como Cocteau Twins seguían evolucionando los caminos del post-punk. Algunos como Kirk Brandon querían conquistar las pistas de baile, otros como Andrew Eldritch lo hicieron casi sin querer a pesar de la oscuridad de su sonido (The Sisters Of Mercy). Se unían nuevos adeptos al punk gótico (Skeletal Family), mientras otros innovaban por la vía industrial (Hula). Al otro lado del Atlántico, el reflejo británico alumbraba también curiosos especímenes, como los californianos The 77's ó Savage Republic, o esos primeros góticos neoyorkinos: Scarecrow. Todo resultó relativamente efímero, aunque un joven irlandés llamado Bono no quiso sucumbir a la era post-punk: el sería el nuevo mesías del rock del futuro. Todavía hoy en Las Vegas, asoman las llamas de aquel fuego inolvidable.

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