¡Hey, hey! Bienvenidos a Llegar, el podcast donde a veces no llegamos a nada, pero siempre decimos lo que pensamos! En este episodio, me puse a reflexionar sobre la amabilidad... sí, esa palabra que suena bien bonita, pero que a veces puede estar disfrazada de hipocresía o resultar innecesaria. ¿Por qué estamos tan acostumbrados a la amabilidad forzada? ¿Por qué nos cuesta tanto pedir las cosas directo y sin rodeos?


Entre anécdotas de viajes, choques culturales y momentos incómodos en la oficina, te cuento cómo aprendí a valorar más la honestidad que la dulzura exagerada. También hablamos de cómo el ser directo puede parecer grosero (aunque no lo sea) y de lo mucho que se puede perder el tiempo con saluditos innecesarios en chats de trabajo. Spoiler: prefiero que me pidan lo que sea de frente, sin tanto adorno.


Si alguna vez te han tachado de seco por decir las cosas como son, este episodio es para ti. Y si eres de los que dan mil vueltas para pedir un favor… tal vez te pique un poco, pero te vas a divertir. ¡Súbele y acompáñame a explorar el límite entre la cortesía y la falsedad!


💬 Preguntas para ti:
¿Te molesta que alguien te pida algo con mucha “amabilidad” solo para suavizar el golpe?


¿Eres de los que prefiere ir directo al grano o te gusta dar un rodeo?


¿Alguna vez un exceso de cortesía te hizo desconfiar de alguien?


Cuéntamelo en los comentarios o en redes. Y si te gustó el episodio, compártelo con ese amigo que manda un “hola, ¿cómo estás?” antes de pedirte algo 🙃

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