Estos días atrás un lector nos dejaba en LinkedIN unas interesantes reflexiones tras la publicación de uno de nuestros últimos artículos sobre el ascenso meteórico de Marruecos.

Decía Juan que el crecimiento marroquí no es casual: costes de producción más bajos, acuerdos comerciales favorables y menos exigencias normativas que las que soporta el agricultor español.

Y añadía lo siguiente: “Muchos lo dicen en voz baja: España parece destinada a ser la ‘batería de Europa’. Producimos y exportamos energía solar, eólica, hidrógeno verde… mientras importamos cada vez más alimentos”.

Convertirnos únicamente en el suministrador energético, sin una estrategia agrícola sólida, nos coloca en una posición de dependencia. La energía es clave, pero no puede ser nuestro único papel. La cuestión es: ¿queremos ser solo la pila… o también el motor?

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