Escuchar "Parashat: Vaietzé I (5785). El Viaje de la vida."
Síntesis del Episodio
Parashat Vayetsé
"Y Salió"
Libro Bereshit 28:10 a 32:3
Y Labán tenía dos hijas; el nombre de la mayor era Leá y el nombre de la menor, Rajel. Y los ojos de Leá eran débiles"
(Bereshit 29:16,17)
Las tres de la mañana. Se pone a llorar el bebé. Si dejas que llore, probablemente se vuelva a dormir en un par de minutos. Después de todo, los bebés se pasan buena parte de la vida llorando. Te podrías dar vuelta y seguir durmiendo. El bebé va a dejar de llorar en un par de minutos.
El bebé deja de llorar porque, en su inconsciente, el sabe que las lágrimas no sirven. Pero cuando tu bebé empieza a llorar, y tú lo alzas, le estás enseñando una lección invalorable en la vida.
Nuestros Sabios nos enseñan que los ojos de Leá eran débiles porque constantemente lloraba al pensar que, como la hija mayor de Labán, estaba destinada a casarse con el hijo mayor de Itzjak, el malvado Esav. Sin embargo, a pesar de que Iaacov amaba a Rajel y de que trabajó siete años por ella, y a pesar de todas las precauciones que se tomó Iaacov para que Labán no lo engañara, haciendo que se casara con Leá, las lágrimas de Leá lograron, no solo anular el decreto de que ella se casara con Esav, sino que inclusive ella fuera la primera mujer de Iaacov.
Cuando se han cerrado todas las puertas del Cielo, las puertas de las lágrimas continúan abiertas. Eso es algo que le puedes enseñar a tu bebé, inclusive a las tres de la mañana.
"Y Salió"
Libro Bereshit 28:10 a 32:3
Y Labán tenía dos hijas; el nombre de la mayor era Leá y el nombre de la menor, Rajel. Y los ojos de Leá eran débiles"
(Bereshit 29:16,17)
Las tres de la mañana. Se pone a llorar el bebé. Si dejas que llore, probablemente se vuelva a dormir en un par de minutos. Después de todo, los bebés se pasan buena parte de la vida llorando. Te podrías dar vuelta y seguir durmiendo. El bebé va a dejar de llorar en un par de minutos.
El bebé deja de llorar porque, en su inconsciente, el sabe que las lágrimas no sirven. Pero cuando tu bebé empieza a llorar, y tú lo alzas, le estás enseñando una lección invalorable en la vida.
Nuestros Sabios nos enseñan que los ojos de Leá eran débiles porque constantemente lloraba al pensar que, como la hija mayor de Labán, estaba destinada a casarse con el hijo mayor de Itzjak, el malvado Esav. Sin embargo, a pesar de que Iaacov amaba a Rajel y de que trabajó siete años por ella, y a pesar de todas las precauciones que se tomó Iaacov para que Labán no lo engañara, haciendo que se casara con Leá, las lágrimas de Leá lograron, no solo anular el decreto de que ella se casara con Esav, sino que inclusive ella fuera la primera mujer de Iaacov.
Cuando se han cerrado todas las puertas del Cielo, las puertas de las lágrimas continúan abiertas. Eso es algo que le puedes enseñar a tu bebé, inclusive a las tres de la mañana.
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