Rodrigo sabe que es posible sonreír a pesar de la adversidad. En junio del 2019, recién graduado de preparatoria, su vida da un giro inesperado. Mientras estaba en la terraza de un tercer piso en una noche húmeda, al estirar sus brazos, hace una especie de arco con la electricidad de un cable de luz que estaba muy cerca, recibiendo una fuerte descarga eléctrica que ocasionó que su corazón se detuviera. En el hospital lograron reanimarlo, pero sus expectativas de vida eran pocas. Pese a todo pronóstico, logró sobrevivir. Desde entonces a la fecha, lucha diariamente por revertir las secuelas del accidente teniendo siempre en mente su frase: Hoy es un día muy bonito, la cual se ha convertido en su filosofía de vida. Una historia de fe y resiliencia.

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