Romanos 4: 6-8
✍🏻 Citando el Salmo 32:1-2, el testimonio de David confirma el planteamiento que Pablo venía haciendo de Abraham; la justificación es abonada en la cuenta de aquellos piadosos que tenían su fe en Dios.

🛐 En los salmos se evidencia el testimonio de hombres píos que andaban con Dios, a pesar de estar bajo la ley, pese a los pecados cometidos. Porque la piedad no era un mérito resultado de las obras realizadas, sino consecuencia por la humildad que reconocía y confesaba el pecado, y la fe que confiaba en la gracia de Dios.

🙇🏻‍♂️ El rey David no podría haber sido salvo bajo la ley, pero describe la bienaventuranza, lo dichosos que son aquellos a quienes Dios perdona su iniquidad, su pecado, de quien el Señor reconociera la justicia sin obras.

📜 David había transgredido deliberadamente la ley de Dios, cometió adulterio con Betsabé y planificó la muerte de Urias su esposo.

📖 2 Samuel 12:13 “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás”

🕊️ David sufrió las consecuencias por su pecado, el niño murió, sin embargo, no recibió condenación; Dios perdonó su pecado.

🙌🏻 Así como quien dice una mentira pierde credibilidad y confianza, quien fornica o adultera llevará las consecuencias de sus actos: en un acto de amor y misericordia, si nos arrepentimos Dios perdona nuestra transgresión.

✝️ Y no es un simple remordimiento, que en ocasiones le da más importancia a lo que los demás puedan pensar, es un genuino pesar por haber pecado, por haber ofendido a un Dios bueno, que sin merecerlo nos amó, envió a Cristo a morir, a tomar nuestro lugar en la cruz.

🙇🏻‍♀️ Somos bienaventurados cuando por la fe en Dios recibimos su perdón, cuando Él abona en nuestra cuenta la justicia en Cristo, limpiándonos de todo pecado.

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