Hechos 10:38 dice, “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. 
 Unción divina para cumplir nuestro propósito.
 Yo no sé que estás enfrentando y si ya no tienes más fuerzas quizás no tienes esperanza , yo vengo a decirte en esta mañana es tiempo de comenzar a buscar la unción del Espíritu Santo para que pueda recibir la fuerza y sabiduría sobrenaturales de Dios.
Ciertamente debemos tener en cuenta que nada que Dios nos mande a hacer es posible realizarlo en nuestras propias fuerzas. Jesús nos encomendó este mandato: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:7–8). Este mandato solo podemos realizarlo cuando somos ungidos con poder de lo alto. Por lo tanto, Jesús explica, “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Definitivamente para lograr
 aquello para lo que fuimos creados solo nos será posible por medio de la gracia, el poder y la unción de Dios. Nuestro propósito tiene un origen celestial y, por lo tanto, está más allá de lo que perciben nuestros sentidos naturales. Trasciende los límites de la razón, la habilidad humana y hasta los límites de las leyes físicas. Así que, definitivamente necesitamos el poder sobrenatural de Dios para cumplir Su asignación, la cual es única para nosotros aquí en la tierra. Entonces,, si  creemos que podemos cumplir nuestro propósito conforme a nuestras propias habilidades, no es el verdadero propósito de Dios para nosotros!

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