El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.
2 Timoteo 2:6 RVR1960

Llamados a trabajar


Es importante ser avisados  de los  tiempos que vivimos. Tiempos de guerra, espíritual debemos saber que 
nuestra lucha no es contra sangre ni carne. Para tener éxito necesitamos trabajar:
En una mano la pala y en la otra la espada. No  debemos retroceder nunca aunque se antepongan miles de  obstáculos. No ceder ante la idea de cambiar o renunciar a los principios y estamentos de la Palabra de Dios.

Debe movernos la pasión por Cristo y por lo que hacemos.
 Hacer lo que sea por lograr lo que DIOS pide. Sentir el  fuego del Espíritu que te impide quedarte quieto o anteponer te, es decir, entregarlo todo y no quedarse con nada. Sin reservas ni condiciones debemos servirle. 

Acostumbrados al proceso. Cuando nos golpeamos contra la realidad de un fracaso, estámos convencidos que algo grande está por comenzar. El proceso fue el punto de partida de la mayoría de los grandes hombres de Dios que entendieron que al final que solos no podían hacer nada.

Ser Santos. El Señor nos enseña en la palabra  este principio,"se santo porque yo soy santo". Santo es que cuando me miren vean  reflejadoa Jesus. La santidad es una posibilidad divina y  para impactar al mundo en este tiempo.

Un gran secreto, es necesario menguar para ser mas como El y menos como yo.
Tu  vida pasada ha marcado definitivamente tu presente, por eso Jesús limpia con su Santo Espíritu tu pasado para trasformar tu presente y alumbrar  y guiar tu futuro en el camino de la Santidad. 

¡SOLO EL QUE TRABAJA DURO TIENE DERECHO A LA RECOMPENSA!

El Espíritu Santo nos recuerda que el ministerio es una labranza y que los que servimos a Cristo somos labradores. Cuando Dios reciba el fruto de nuestro trabajo, sus siervos van a participar también de sus frutos, se van a gozar: volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas (Sal 126:6). Como labradores, tenemos la semilla más sana y poderosa, la Palabra de la cruz, las buenas nuevas de salvación en Cristo (1 Co 1:17,18). La tierra a labrar es el corazón de los hombres, sitio que Dios ama tanto, que lo pide para sí: Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos (Prov 23:26). Pero desde que plantamos la semilla hasta que se ve el fruto maduro, hay un período de trabajo duro y paciente. Pablo aprovecha estos ejemplos impregnados de verdad, para animar a Timoteo a ser esforzado si quiere ver resultados positivos y abundantes. Esto dice que servir al Señor no tiene ninguna relación con holgazanería, pérdidas de tiempo, entretenimientos carnales y otras muchas distracciones que son propias de aquellos que no están haciendo nada por la causa de Jesús. ¡Hay que trabajar! Pablo mismo les dijo a los corintios: He trabajado más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo (1 Co 15:10). el mundo aún no ha visto  lo que Dios va ha  hacer por medio de tu vida .  Si realizas  grandes labranzas para Dios  recibiras grandes cosas de parte de Dios.

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