Escuchar "EL PROPOSITO DE DIOS PARA MI VIDA"
Síntesis del Episodio
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Romanos 12:3 RVR1960
El propósito de Dios para mí vida.
Estuvimos hablando la semana pasada que Dios tiene un gran propósito para cada uno de nosotros y vimos que hay señales que nos indican Su Propósito.
Pensemos como un indicador las ideas que ocupan nuestra mente. Nuestra mente puede estar
pensando en asuntos relacionados con la familia, el ministerio, los negocios, la justicia, la educación o la medicina, la sociedad,etc. Debe comenzar a prestar atención a sus patrones de pensamiento, porque estos le ayudarán a revelar su propósito. El pensamiento produce acción, y la acción repetida o persistente crea un hábito. Hay buenos y malos hábitos, pero todos los buenos hábitos están relacionados con el propósito.
Un deseo de perseguir un asunto en particular lo que sea que usted busque, procure y persiga continuamente y con diligencia, es un indicador de su propósito. Consideremos lo que perseguimos con ahínco tanto en nuestros pensamiento como en nuestras acciones.
Cuando somos movidos a compasión por otros, vemos en la palabra que,
Cuando Moisés vio a un hebreo igual que él ser golpeado por un egipcio, fue movido por el sufrimiento de su hermano. Esto ocurrió porque el llamado en su vida era liberar a su pueblo de la esclavitud y la opresión. Jesús fue movido a compasión por la condición de vida de las personas que encontraba mientras recorría ciudades y villas y enseñaba en sus sinagogas. Debemos aprender a discernir el propósito de Dios para nosotros por aquello que nos mueve a compasión.
Una pasión buena lo que despierta una “pasión buena” en nosotros es otro indicador de nuestro propósito. Es un gran deseo, un fuego interno que nunca se apaga. Esa pasión produce una fuerte motivación para ser o hacer algo en la vida. La pasión de Moisés era estar en la presencia de Dios y hablar con Él cara a cara. La pasión de Josué era luchar hasta que el pueblo de Dios hubiera conquistado la tierra prometida. La pasión de David era adorar al único Dios verdadero con todas sus fuerzas. La pasión de Juan el Bautista era preparar el camino para el Mesías. La pasión de Pablo era predicar el evangelio a los gentiles. ¿Que lo apasiona en su vida?
Romanos 12:3 RVR1960
El propósito de Dios para mí vida.
Estuvimos hablando la semana pasada que Dios tiene un gran propósito para cada uno de nosotros y vimos que hay señales que nos indican Su Propósito.
Pensemos como un indicador las ideas que ocupan nuestra mente. Nuestra mente puede estar
pensando en asuntos relacionados con la familia, el ministerio, los negocios, la justicia, la educación o la medicina, la sociedad,etc. Debe comenzar a prestar atención a sus patrones de pensamiento, porque estos le ayudarán a revelar su propósito. El pensamiento produce acción, y la acción repetida o persistente crea un hábito. Hay buenos y malos hábitos, pero todos los buenos hábitos están relacionados con el propósito.
Un deseo de perseguir un asunto en particular lo que sea que usted busque, procure y persiga continuamente y con diligencia, es un indicador de su propósito. Consideremos lo que perseguimos con ahínco tanto en nuestros pensamiento como en nuestras acciones.
Cuando somos movidos a compasión por otros, vemos en la palabra que,
Cuando Moisés vio a un hebreo igual que él ser golpeado por un egipcio, fue movido por el sufrimiento de su hermano. Esto ocurrió porque el llamado en su vida era liberar a su pueblo de la esclavitud y la opresión. Jesús fue movido a compasión por la condición de vida de las personas que encontraba mientras recorría ciudades y villas y enseñaba en sus sinagogas. Debemos aprender a discernir el propósito de Dios para nosotros por aquello que nos mueve a compasión.
Una pasión buena lo que despierta una “pasión buena” en nosotros es otro indicador de nuestro propósito. Es un gran deseo, un fuego interno que nunca se apaga. Esa pasión produce una fuerte motivación para ser o hacer algo en la vida. La pasión de Moisés era estar en la presencia de Dios y hablar con Él cara a cara. La pasión de Josué era luchar hasta que el pueblo de Dios hubiera conquistado la tierra prometida. La pasión de David era adorar al único Dios verdadero con todas sus fuerzas. La pasión de Juan el Bautista era preparar el camino para el Mesías. La pasión de Pablo era predicar el evangelio a los gentiles. ¿Que lo apasiona en su vida?
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