Abraham es un emblema de fe en la historia bíblica, conocido por su capacidad de mirar más allá de lo temporal y lo terrenal. En este devocional, exploramos cómo la fe de Abraham no solo lo impulsó a obedecer a Dios dejando su hogar y buscando una tierra prometida, sino que también le permitió ver más allá de las realidades físicas hacia las promesas eternas de Dios.
Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac, una prueba suprema que enfrentó con una fe que sobrepasa toda comprensión humana. Esta historia, más allá de su dramatismo, nos enseña sobre una fe que confía en las promesas de Dios incluso cuando contradicen todo lo que parece lógico o posible desde una perspectiva humana. Abraham creyó en la posibilidad de la resurrección y en las promesas de un legado que superaría su propia vida y existencia física.

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