En este episodio de Desde mi óptica, Francisca Segovia nos invita a reencontrarnos con dos fuerzas que, aunque a veces parecen apagarse, nunca desaparecen del todo: la fe y la esperanza.

En medio de las pérdidas, los cambios y los silencios de la vida, hay algo que nos sigue sosteniendo. Ese algo no siempre se ve, pero se siente. Está en las palabras que nos animan, en los abrazos que nos salvan, en los pequeños gestos que nos recuerdan que no todo está perdido.

Con su mirada sensible y profunda, Francisca nos habla del poder de creer cuando todo tambalea, y de cómo la esperanza no es una ilusión, sino una forma valiente de resistir y seguir adelante.

Este episodio es una invitación a no rendirse. A sostener la fe incluso cuando no hay certezas. A confiar en que lo bueno también vuelve, que los días grises pasan, y que el alma siempre encuentra la forma de levantarse.

Porque fe y esperanza nunca mueren... solo esperan a que volvamos a creer en ellas.

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