La nueva ley de la Memoria Histórica supone una autentica venganza histórica promovida por el partido que condujo al país al terror de los años treinta y que fue culminado en el alzamiento del 18 de Julio.
El objetivo de esta ley es cambiar conciencias, algo profundamente totalitario y socialista, propio de los peores regímenes del pasado siglo. Con una intención clara de criminalizar a la media España que no se dejó matar.
Esta ley demuestra que Franco no es su objetivo, sino un obstáculo en su camino, que en su día fue insalvable pero que con el tiempo sus seguidores han ido perdiendo fuerza y ahora no supone un impedimento para avanzar en su carrera totalitaria hacia un régimen de corte marxista y de inspiración bolivariana, al no ser ya ni Stalin ni la URSS un referente valido para esa parte de la izquierda cainita, feliz de pactar con la derecha burguesa nacionalista de las regiones separatistas.
Porque su enemigo no era Franco sino algo más profundo, la Unidad Nacional por lo que representa, sus tradiciones, su importancia en la historia, en resumen su alma cristiana.
Hemos llegado a esta situación límite por culpa de las trampas de la Transición, donde entraron en acuerdo de reparto Socialistas, Comunistas y Nacionalistas para repartirse el pastel y acatar la legitimidad del 18 de Julio.
Unos ingenuos pensaban que tendrían poca fuerza los enemigos de la patria y que darles una cuota de poder no haría mal, y así cedieron en la Batalla Cultural y permitieron que los partidos que perdieron la guerra educaran a una generación en el revanchismo y en el odio, no aceptando hechos históricos que no se pueden cambiar. Una batalla por la Hegemonía Cultural que aun la Derecha sumisa y cobarde no se atreve a dar y solo sabe ceder y ceder para que no les llamen Franquistas, aceptando así la falsa superioridad moral de una izquierda amoral y renegada de su patria que nos ha instalado en este bucle histórico que suponen los ataques del nacionalismo separatista y de la izquierda marxista, ambos enemigos acérrimos de España y lo que representa
Si en la Transición faltaron principios y se repartió todo el poder para mantenerse unos años más en el poder, hoy estamos instalados en el más puro relativismo moral, en el vale todo, y en una corrupción que nos impide ver el tamaño de la maldad de un gobierno que arrastra 50.000 muertos y se ha comido una quita parte de la riqueza nacional por su pésima gestión de la pandemia. Y aun así le importa una higa, ya que su objetivo es retomar la deriva que llevaba en los 30, antes de que se levantara la media España que no quiso dejar matar en las Checas simplemente por ir a misa.
Ante esta deriva totalitaria lo último que nos queda para agarrarnos es la Libertad Política Colectiva, esa que nos negaron en los 70 los muñidores de la constitución que alimentaron a la bestia que esta hoy embravecida.
Y la Libertad no es de izquierdas ni de derechas, es de todos los españoles valientes que defiendan su patria.
Ya que si perdemos la Patria, la Propiedad y nuestra Cultura con todos sus valores de Dignidad y Justicia nada nos salvara de repetir los horrores que hemos visto y aun vemos en todos los países que han andado la senda del Comunismo

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