En este noveno día de nuestra jornada de gratitud, elevamos una oración especial: “Señor, gracias por la salud que me has dado hoy.”Aunque no sea perfecta, aunque estés en medio de un proceso, tu salud es un regalo silencioso que Dios sostiene con su mano poderosa. Desde que naciste, Él formó tu cuerpo maravillosamente y lo hizo templo del Espíritu Santo.Hoy reflexionamos en la verdad de la Palabra:“Él es quien sana todas tus dolencias.” (Salmo 103:3)Y también en cómo la ciencia confirma que la gratitud fortalece el cuerpo, reduce el estrés y es una verdadera medicina para el alma.Si estás atravesando una enfermedad o un diagnóstico difícil, este episodio es para ti. Dios no se ha olvidado de ti. Él está presente en la espera, en el tratamiento, en el cansancio y en cada paso del proceso. Su gracia, como le dijo a Pablo, es suficiente.Acompáñame hoy a agradecer por lo que sí funciona, por la vida que fluye en ti y por la fuerza divina que te sostiene.Declara conmigo:“Hoy agradezco por mi salud. Mi cuerpo es fortalecido por Dios.”

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