Hermanas “Recógelo”, dijo una hermana a la otra a medida que sonó el teléfono. Cuando terminó la llamada, ella preguntó: “¿Quién era?” “Fue nuestro vecino “, dijo su hermana. “Dijo que Jesús vino a su casa hoy para comer, y él viene mañana a la nuestra”. Las dos hermanas estaban lleno de alegría con la idea de conocer en persona a Jesús. “Es nuestro rey. ¿Cómo crees que vendrá? Le pregunta a una hermana al otro. “Como un rey, por supuesto. Tal vez el se vestira en ropa blanca o dorada , “respondió al otra,” preparemos la mesa para mañana “. “Vamos a usar lo mejor de nuestros domingos”, dijeron ambos. Prepararon la mesa, se bañaron y vestído. Parecía que el mañana ya estaba en la puerta. Finalmente, había un golpe en la puerta. Las dos hermanas estaban emocionadas. Sin embargo, cuando abrieron la puerta, fueron dos huérfanos “, por favor, podemos tener algo que comer. Huelimos su comida, y tenemos hambre “, dijeron los huérfanos. “No”, respondió a ambas hermanas “, y Vete Esta comida es para Jesús y no para ti “. Mientras cerraban la puerta, los dos huérfanos se fueron con lágrimas en sus ojos y manos manchadas de sangre. “Niños sucios”, dijo una hermana a la otra, “¡Qué sucia fueron sus manos! Tal vez han estado jugando con marcadores rojos o pintura “. ” Quince minutos después, había un segundo golpe en su puerta. “¿Quién es?” Preguntó una hermana a la otra . “Es una carta del cartero”, respondió: “¿Qué dice ? ¿Es un mensaje de Jesús, el rey? ” “No. Es un prisionero pidiendo a alguien que lo visite porque está solo “. “Te dije que nunca te inscribirás en ese programa. Si vamos a visitarlo, le perderemos a Jesús, ¿a quién viene, y no será una pena? ” Así que arrojaron la carta en la basura, donde se volvió sangre y sudor. Luego, llegó un golpe más en la puerta. “¿Crees que es él?” Preguntó una hermana al otra. “No, es un viudo. Su esposa murió el año pasado, y desea ver si podía entrar y tener algo de beber “. “Dile que se vaya”Tenemos un visitante importante que estamos esperando, y no nos podemos ser visto con él “. Así que el viudo se fue, con sangre saliendo de sus zapatos y mientras caminaba, dejó un sendero, diciendo con voz alta: ‘Esta es la última vez que intentaré visitarte “. Mientras las Hermanas cerraron la puerta detrás de él, dijeron: “Cómo se atreve a decir lo que dijo. Y cómo se atreve a dejar esa mancha frente a la casa “. Agarraron el trapeador, limpiaron la sangre y Lanzaron el trapeador a la basura. Continuaron esperando a su rey. Las horas pasaron, Pero aún así, Jesús no llegó. Cuando era casi medianoche y la comida se había enfriado, llegó un golpe final a la puerta. “¿Crees que eso es él?” Un hombre vestido con blanco con anillos de oro en sus dedos se paró en los escalones. Inmediatamente las hermanas se besaron las manos y dijeron: “Ven, cena con nosotros”. Mientras comían, el hombre se veía muy satisfecho, aunque la comida era muy fría. Sin decir una palabra, él comió. Y se rió. “Jesús, ¿es este Jesús?” Preguntaron las hermanas entre ellos. Llamaron a su vecino para confirmar. Preguntaron: “¿Cómo se ve Jesús?” El vecino respondió: “Al igual que los huérfanos que necesitan comida, como la carta de un prisionero que necesitan un visitante, o como un viudo necesitado de una bebida”. “Estás bromeando”, dijeron: ‘Eso no es Jesús. Él está con nosotros esta noche “. “Hermana, cuelga el teléfono. él está bromeando.”” Volvieron a hablar con su invitado. Mientras continuaba comiendo, dijeron: “Tú eres Jesús”. Él respondió: “No lo soy”. Estaban asustados repentinamente. Luego, el hombre continuó hablando, “cuando le echaste a Jesús, entré, Y te llevaré a ambos esta noche “. Así que así es como termina la historia, cuando te aledes a Jesús, le das la bienvenida al diablo.

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