Un pajarito que escuché antes, pero que nunca escuché realmente, me dijo que no hay nadie ni nadie más amable que Jesús. La vocecita del pajarito sonaba más fuerte cuando el pequeño predicador hablaba el evangelio, así que cerré la ventana porque no quería escuchar el mensaje de la pequeña criatura para ti y para mí. Entonces miré para encontrar una persona más amable que Jesús si pudiera. Probé dinero pero se fue volando y nunca dijo adiós. Busqué en Fama pero solo encontré chismes disfrazados. Busqué lujuria y drogas, pero solo encuentro un vacío sin sentido que nunca se puede llenar por dentro. Y por último el pajarito que no quería escuchar estaba frente a mi ventana llamando y listo para ser escuchado. No hay nadie más amable que Jesús que llenará el vacío, nunca te dejará ni te dejará ir. Quién pagó el precio por ti y por mí. Aunque sabía que el mensaje era verdadero y me pregunte por qué resistí tanto tiempo un mensaje que se siente tan bien que Jesús es el mejor amigo que uno puede conocer

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