Un hombre muy enfermo oró al Señor por un cuerpo sano. “Oh Señor dame un cuerpo sano, estoy cansado de estar enfermo, con sobrepeso, con problemas para respirar y con dolores todo el día”, decía en sus oraciones a Dios. Mientras oraba, nunca imaginó lo que iba a suceder. Al día siguiente, su automóvil se descompuso y ahora tenía que caminar más de 3 millas para ir al trabajo y regresar. Ya que no podía permitirse el lujo de tomar un taxi. Caminar al trabajo era su única opción en el asunto. "¿Por qué me está pasando esto a mí? No puedo caminar tanto, tengo que recuperar el aliento cada dos pasos, pero si tengo que pasar por eso, lo haré", dijo. Sus restaurantes favoritos cerraron, todo lo que quedó fue un restaurante de ensaladas y un carrito de frutas al lado de su trabajo. "Oh, no, no, no, bistec con queso Philly's, pizza, stromboli, chuletas de cerdo, costillas a la barbacoa, arroz y frijoles". Se vio a sí mismo perdiendo peso y algunos trabajadores renunciaron a su trabajo, por lo que tuvo que trabajar más horas de lo habitual. " ¿Por qué a mi Dios?" Qué hice para merecer esto ", dijo. Al final del año, descubrió que todas esas malas situaciones funcionan para que su oración sea respondida. "Ya no me falta el aire cuando camino, ya no tengo dolor. ", dijo mientras se regocijaba por la respuesta a su oración. La moraleja de la historia es que Dios escucha nuestras oraciones, y cada situación está pasando en nuestro vidas está pasando para que nuestras oraciones si es su voluntad puedan pasar incluso aquellas situaciones por las que no queremos pasar.

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