En un momento muy crítico de mi matrimonio me encontré con la necesidad de tomar una decisión: terminar todo o continuar. cualquier de las dos decisiones implicaban unas consecuencias.
Por un momento una de esas decisiones era la más atractiva porque a mi manera de ver era la que más paz me iba a traer o mejor me iba a sentir. Pero mi corazón y mis emociones son engañosas, por lo tanto, acudí al que conoce todo de mi, conoce mi pasado, mi presente, mi futuro y al cuál me someto para hacer su voluntad, es decir, DIOS.
Al clamarle por una respuesta Dios puso en mi mente las visiones del fruto que obtendría al tomar cada una. Hoy doy gracias a Dios por haberme conectado con EL porque la decisión, aunque en el momento no era la mejor en mi concepto, fue la mejor y que debí haber tomado.
NO TOMES DECISIONES SOLA, EN TUS FUERZAS, SIN DIOS Y SIN MEDIR LAS CONSECUENCIAS. LAS EMOCIONES SON ENGAÑOSAS QUE TE HACEN TOMAS DECISIONES QUE DESPUÉS NO PODRÁS REPARAR.
PÍDELE A DIOS QUE TE MUESTRE SU VOLUNTAD Y LAS CONSECUENCIAS DE LAS DECISIONES FUERA DE SU VOLUNTAD.

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