En la etapa de envejecimiento la identidad masculina se ve afectada al no poder cumplir con los mandatos del discurso hegemónico de masculinidad. Hitos como la jubilación y los cambios físicos -propios del envejecimiento- afectan el proceso de construcción de la masculinidad.
Este periodo del ciclo vital puede ser considerada como un factor de riesgo debido a que insta a los varones a no solicitar cuidado ni apoyo, lo cual favorece su aislamiento social. La construcción de su identidad centrada tradicionalmente en el trabajo que realizaban entrará en crisis ya que ha raíz de la jubilación los hombres perderán el rol de proveedor principal que la cultura les asigna

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