El discurso del presidente en la Asamblea General fue un buen ejemplo de lo que ha sido este gobierno. Un montón de anuncios poco creíbles, un rato para burlarse de los más pobres y muy poca sustancia efectiva. El mismo que en campaña decía a viva voz que se habían terminado el aumento de impuestos, tarifas y combustible y después hizo todo lo contrario, ahora viene con el cuento de que va a reducir el IASS y aumentar las deducciones de IRPF. También dice que no le metieron la mano en el bolsillo a los uruguayos. Seguramente tenga una idea de uruguayos un tanto limitada, donde no tienen lugar los asalariados y las personas de menos ingresos, a los que el sueldo cada vez le da para menos y se les hace difícil llegar a fin de mes.
Pero lo más significativo de su intervención estuvo en las ausencias. Sabemos que el presidente está en campaña permanente desde que asumió y ahora es un actor central impulsando el no rumbo al referendúm del 27 de marzo. Por eso dejó fuera de su intervención algunos temas que podían incomodar como lo es la reforma de la seguridad social, habló de seguridad pero no mencionó los abusos policiales, ni la falta de garantías para la población, habló de los resultados positivos de la política económica, pero no de que esos resultados se basan en el ajuste y el ahorro que genera exclusión y miseria de amplios sectores de la población. Lo que calló el presidente dice mucho de su gobierno y sobre eso y otros temas hablamos en el Contrapunto del lunes pasado en Hoy no es un día Cualquiera.

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