Ante los vientos electorales y con varios en la fila para saltar por la borda, un presidente debilitado y en campaña desde el primer día de mandato, fue al parlamento para hablar a su tribuna. Intenta reducir el daño y alinear a los acólitos de la coalición, que no le prestan mucha atención y solo buscan atender su juego. Con grandes expectativas por los anuncios previos, al igual que en la fábula romana, al final la montaña parió un ratón. Ausentes, como es costumbre, están las preocupaciones y los problemas de la gente, que ante la urgencia del naufragio inminente parecen importar poco. De esto y otros temas es que hablamos en el Contrapunto del pasado lunes, en el programa de Cris Richeri, Hoy No es Un Día Cualquiera.

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