El nuevo sí de la Madre En la mañana de Pascua, como lo fue una vez en la aparición del ángel, ella es de nuevo pura espera abierta. No espera una aparición determinada. Pero su fe es tan abierta que en su espacio puede tener lugar cualquier aparición. Y ahí está ante ella su Hijo revestido de gloria divina, llenando ese espacio con una plenitud que supera todo ideal humano. Él no solo llena un vacío existente, sino que lo colma sobreabundantemente, […]La Madre vive en la certeza que viene de la gracia, de permanecer fiel al SeñorMaría conoce el carácter definitivo de todo lo que Dios obra. Nada puede ya separarla del Hijo, ya nada puede detener la obra del Hijo en ella. Ella conoce una certeza que nosotros nunca conoceremos de la misma manera, pues ella no solo sabe que el Señor nunca la defraudará, sino también, con la misma certeza, que ella nunca defraudará al Señor. […]El sufrimiento pasado no ha dejado en María el menor rastro de sombraElla es abrazada de todos lados e iluminada hasta lo más íntimo por la luz de la gracia de su Hijo. El sufrimiento pasado no ha dejado en ella el menor rastro de sombra. Por el contrario, ahora ella comprende cuán necesarias fueron las penas y las dificultades para dilatarla y agraciarla […]–––––––––––––––-El episodio ha sido transmitido en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España el 13.4.23.Descargue el libro Ancilla Domini Más textos en balthasarspeyr.org/es/publicaciones

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