Todo se desmorona en el Señor en la cruz, sin embargo, las misiones del Hijo y de la Madre permanecen intactasRecibiendo y aceptando todo lo que se le ofrece, ella percibe cada detalle de lo que sucede en la cruz. Escucha también las palabras que el Señor dice. Escucha lo que le dice al buen ladrón. Percibe que esas palabras contienen una promesa, que Él, si bien está muriendo, no deja de prometer, porque nada, tampoco la muerte ni el abandono, puede afectar su misión. […]Perdonar junto al Hijo y a la Madre a los perseguidoresY ella escucha que el Hijo reza al Padre por sus perseguidores. Al escuchar de sus labios el «perdónales», ella ya ha perdonado en su corazón junto con Él. Como Madre de este hombre torturado perdona a todos los que lo maltratan, se burlan, lo desprecian y le dan muerte. Y como Madre de Dios perdona a todos los que ofenden y matan a su Dios. Por el perdón del Hijo […]El sí al perdón libera de todo vínculo humano y arroja en el desamparoAl decir su palabra de perdón, ella se encuentra liberada de todo vínculo humano. Los enemigos del Hijo ya no podrían, aumentando su maldad del modo que sea, […]–––––––––-El episodio ha sido transmitido en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España el 6.4.23.Descargue el libro Ancilla Domini Más textos enbalthasarspeyr.org/es/publicaciones

Ver todos los episodios