«Hijo, ¿por qué me has abandonado?»Cuando ella llevaba al Niño en sus brazos, podía decir: Yo soy tu Madre y Tú eres mi pequeño Niño. El que ahora la rechaza ya no es un niño, sino un ser adulto y autónomo. Ella ya no puede decirle: Soy tu Madre. Él ya no puede escuchar esta palabra, porque se prepara y la prepara para la cruz. […]María de camino hacia el Gólgota, junto al HijoMaría camina junto a su Hijo a lo largo del vía crucis. Ella lo camina con toda la tristeza humana de una madre humana que debe presenciar el fin de su hijo. No solo el fin de su vida, sino también el fin de sus planes, de su esperanza, de su acción. Así lo vive, a pesar de saber que la misión de su Hijo no tiene fin. Pero no se le ahorra conocer el camino del sufrimiento así como lo experimenta una mujer terrena normal: gustar con el Hijo sus oprobios y angustiarse ante la inminente separación. […]Tristeza humana y sufrimiento divinoDos realidades coexisten en su alma: la pura tristeza humana y la gracia de participar en el sufrimiento sobrehumano, divino del Hijo, que Él le comunica y en el que ella participa en lo más profundo de su espíritu. […]–––––––––––––––-El episodio ha sido transmitido en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España el 9.3.23.Descargue el libro Ancilla Domini Más textos enbalthasarspeyr.org/es/publicaciones

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