Grandeza de la misión y humildad en recibirlaMaría permanece en la situación en la que fue puesta por su sí: ser la Madre del Niño. Esta misión, que en su totalidad es tan grande que parece irrealizable, es en cada instante del todo simple y clara. […]«Le han dado todo a Dios»María y José saben que Dios les ofrece todo y que les daría todo el cielo si ellos lo desearan. Pero ellos le han dado igualmente todo a Dios y no quieren tomar de sus tesoros más de lo que su misión requiere. […]La actitud del niño que recibeEn la casa de Nazaret, cada uno se dedica exclusivamente a cumplir su misión con todo su celo y dedicación. La Madre se esmera en educar a su Hijo y el Hijo se esmera en aprender y obedecer bien y correctamente. Aunque todos hacen con gusto lo que Dios exige de ellos, sin embargo, siguen sintiendo la fatiga de la vida en la carne, que no es simplemente eliminada, tampoco por su amor mutuo.En todo esto, es el Hijo, es Dios en Él, quien establece la regla de la casa […]El Señor y la mujerÉl no olvida sus experiencias, las lleva consigo y las incorpora vitalmente a su vida eterna. […]Nazaret: la relación concreta del cristiano con DiosEn Nazaret se crea la relación concreta entre el cristiano y Dios. De allí todos los cristianos, sobre todo todos los santos, toman la medida de su relación con Dios. […]–––––––––––––––-El episodio ha sido transmitido en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España el 26.1.23.Descargue el libro Ancilla Domini Más textos enbalthasarspeyr.org/es/publicaciones

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