Jesús nos advierte que seremos perseguidos por creer en Dios Padre y en Él, para que cuando llegue el momento lo entendamos y pidamos ser fortalecidos por el Espíritu Santo.

Jesús fue perseguido desde el momento de ser concebido, sin embargo, nunca desfalleció porque su fe y vida estaba puesta en amar y cumplir la voluntad de Dios, permanecía en constante oración para buscar la guía, el cuidado y la fortaleza de Dios.

Pidamos a Dios que sigamos aferrados a su verdad y amor, y con su Espíritu Santo en nosotros y la oración podamos soportar y gozarnos en la persecución.

Dios los continúe guardando.

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