Seguramente has recibido un curso de formación que empezase así. Porque, aunque nadie lo dice abiertamente, la realidad es que en la mayoría de las empresas los formadores internos no son verdaderos formadores. Son expertos en producto, en calidad, en procesos, en normativa… pero no tienen las nociones suficientes de cómo funciona el aprendizaje en un contexto de adultos.
Se les suele asignar la tarea de formar a los demás, pero sin herramientas, sin metodologías y, muchas veces, sin motivación. Esto suele derivar en formaciones aburridas, poco eficaces y que la gente acabe aprendiendo más en otros sitios que en el aula.
Hoy, en Con Calma, nos preguntamos: ¿por qué las empresas no cuidan a sus formadores internos? ¿Por qué no les damos los recursos que necesitan? ¿Y por qué no nos damos cuenta de que tienen un papel clave en la cultura de la empresa?

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