Estando Jesús en casa de Simón, llamado el leproso, y cuando quedaban dos días para que fuese sacrificado, ocurrió una escena de lo más sorprendente, una de esas que produce un gran silencio. De repente entró una mujer, de la que no se nos da el nombre, trayendo un tarro de alabastro lleno de un valiosísimo perfume. Sin mediar palabra alguna lo derramó sobe la cabeza de Jesús. Algunos de los presentes criticaron la acción de la mujer, pero Jesús la encomió por su acto de amor y ternura para con Él. La CIG te invita a que escuches en tu móvil (celular), ordenador o tableta el mensaje titulado “¿POR QUÉ ESTE GRAN GASTO EN PERFUME? en el que tratamos de mostrar por qué la mujer lo hizo así, y qué lecciones podemos sacar de aquel hecho para nosotros. ¡Bendiciones y que te aproveche!

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