Tomás se resistía a la realidad de que el Señor resucitado pudiera ser la misma persona a la crucificaron con clavos en sus manos o hundieron una lanza en su costado. Sin embargo, cuando Cristo viene a él herido y glorificado, empieza a ver por medio del Espíritu Santo, y su única una respuesta fue: “Señor mío y Dios mío”. ¿Has llegado tú a esa única respuesta? ¿Qué significa esa realidad en tu vida hoy y para el futuro? La CIG te invita a que escuches el mensaje “¿CÓMO RESPONDER A JESÚS RESUCITADO Y GLORIFICADO?”. En él tratamos de contentar a esas preguntas a la luz de la Palabra de Dios, iluminada por el Espíritu Santo. ¡Bendiciones y que te aproveche!

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