Escuchar "#CGTenAcción55 Miguel Hernández y Cipriano Mera con Emili Cortavitarte 28/10/20"
Síntesis del Episodio
En la sección dedicada a recuperar nuestra memoria, hoy queremos recordar las figuras de Miguel Hernández, poeta y dramaturgo alicantino, cuando se cumplen 110 años de su nacimiento en Orihuela, y a Cipriano Mera, albañil de profesión, afiliado a la CNT y hombre clave durante la guerra civil, cuando se cumplen 45 años de su muerte.
Las circunstancias que rodearon las muertes de estos dos hombres, la de Miguel y la de Cipriano, son distintas y tienen lugar en momentos históricos distintos, pero están marcadas por el golpe de Estado de los fascistas en julio de 1936 y lucha que llevó a cabo el pueblo español para impedir su victoria. Como dicen… “hicieron falta tres ejércitos, tres poderes fácticos y tres años para vencer a un pueblo armado de dignidad”.
Miguel Hernández murió un 28 de marzo de 1942. Había sido encarcelado y tras pasar por varios penales su salud se debilitó mucho, enfermando de tuberculosis. Cuando fallece apenas contaba con 32 años de edad.
Cipriano Mera murió apenas un mes antes que el dictador, la persona responsable de tanto dolor, miseria y muerte. En el momento de su muerte, el 24 de octubre de 1975, Mera vivía en Saint Cloud (Francia), lugar en el que había vuelto a empezar años antes cuando llega como exiliado político en 1946. Desde su exilio continuó poniendo en práctica las ideas anarquistas y volvió a buscarse la vida como albañil hasta su muerte.
El libro “Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista”, que narra precisamente capítulos importantísimos de la vida de este compañero, empieza con una anécdota curiosa. Cuando se produce el golpe de Estado de los fascistas, en julio del 36, Mera estaba cumpliendo condena en Madrid. Su delito había sido participar en la huelga de la construcción que había logrado paralizar a más de 100.000 trabajadores. Mera sale de la cárcel el 19 de julio. Su compañero Mora le dice que le acompaña a su casa para que pueda abrazar a su familia, pero Mera pide ir al sindicato dadas las circunstancias que hay en esos momentos. De camino al mismo Mera pudo ver a numerosos obreros con fusil y preguntó a su acompañante quién hacía en esos momentos la revolución. Su compañero le explicó rápidamente que se trataba del pueblo y del Gobierno de la II República. A lo que Mera respondió con ironía… “¡Ah!, ¿ese Gobierno que hasta hace poco me tenía encerrado por el simple delito de…?”
Se dice de Mera que vivió fiel a sus ideas anarquistas toda su vida, una actitud que le hizo tener una moral inquebrantable.
Hablamos con Emili Cortavitarte, historiador, compañero de CGT Catalunya, militante de Embat y presidente de la Fundación Salvador Seguí
Las circunstancias que rodearon las muertes de estos dos hombres, la de Miguel y la de Cipriano, son distintas y tienen lugar en momentos históricos distintos, pero están marcadas por el golpe de Estado de los fascistas en julio de 1936 y lucha que llevó a cabo el pueblo español para impedir su victoria. Como dicen… “hicieron falta tres ejércitos, tres poderes fácticos y tres años para vencer a un pueblo armado de dignidad”.
Miguel Hernández murió un 28 de marzo de 1942. Había sido encarcelado y tras pasar por varios penales su salud se debilitó mucho, enfermando de tuberculosis. Cuando fallece apenas contaba con 32 años de edad.
Cipriano Mera murió apenas un mes antes que el dictador, la persona responsable de tanto dolor, miseria y muerte. En el momento de su muerte, el 24 de octubre de 1975, Mera vivía en Saint Cloud (Francia), lugar en el que había vuelto a empezar años antes cuando llega como exiliado político en 1946. Desde su exilio continuó poniendo en práctica las ideas anarquistas y volvió a buscarse la vida como albañil hasta su muerte.
El libro “Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista”, que narra precisamente capítulos importantísimos de la vida de este compañero, empieza con una anécdota curiosa. Cuando se produce el golpe de Estado de los fascistas, en julio del 36, Mera estaba cumpliendo condena en Madrid. Su delito había sido participar en la huelga de la construcción que había logrado paralizar a más de 100.000 trabajadores. Mera sale de la cárcel el 19 de julio. Su compañero Mora le dice que le acompaña a su casa para que pueda abrazar a su familia, pero Mera pide ir al sindicato dadas las circunstancias que hay en esos momentos. De camino al mismo Mera pudo ver a numerosos obreros con fusil y preguntó a su acompañante quién hacía en esos momentos la revolución. Su compañero le explicó rápidamente que se trataba del pueblo y del Gobierno de la II República. A lo que Mera respondió con ironía… “¡Ah!, ¿ese Gobierno que hasta hace poco me tenía encerrado por el simple delito de…?”
Se dice de Mera que vivió fiel a sus ideas anarquistas toda su vida, una actitud que le hizo tener una moral inquebrantable.
Hablamos con Emili Cortavitarte, historiador, compañero de CGT Catalunya, militante de Embat y presidente de la Fundación Salvador Seguí
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