Hay algo que todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas y que es una gran amenaza para nuestras familias. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado El sentimiento de recibir una ofensa, o ser heridos en nuestro corazón, en nuestras emociones por un ser querido.

Las ofensas o faltas de perdón no son un tema sin importancia. Las ofensas
rompen amistades, destruyen matrimonios. Familias enteras no vuelven a verse a causa de las ofensas.

Vivir con faltas de perdón es una piedra de tropiezo en nuestras vidas porque
nos desenfoca del propósito de Dios. Nos convierte en víctimas y nos lleva a
vivir como esclavos del dolor.

El que más se beneficia del perdón es quien perdona, porque recibe sanidad
y reconciliación con Dios. Ahora es el momento de decidir perdonar.

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