CAPÍTULO 5. Hilda (narrada). El tiempo y la eternidad

02/09/2017 12 min
CAPÍTULO 5. Hilda (narrada). El tiempo y la eternidad

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Síntesis del Episodio

1. Dios en Su conocimiento no está esperando, pero a Su Reino le falta algo mientras tú esperes. Todos los Hijos de Dios están esperando tu retorno, tal como tú estás esperando el suyo. En la eternidad las demoras no importan, pero en el tiempo son ciertamente trágicas...

Dios nos ubicó en la eternidad, no en el tiempo, por lo que cuando nos hacemos conscientes de que donde realmente estamos es en Dios, la eternidad se vuelve un hecho para nosotros y nuestra paciencia se vuelve infinita.

La culpa es la que hace que parezcamos estar en el tiempo, pues nos quedamos enganchados en él al temer el castigo y la pérdida de lo poco que parecemos conseguir en este mundo.

La eternidad es libertad y el tiempo es opresión, pues requiere perpetuar la culpa mediante juicios. Al aceptar la Expiación para nosotros mismos estamos permitiendo que los pensamientos condenatorios sean eliminados y nuestra mente queda libre para aceptar los pensamientos de Dios.

El ego crítica y condena todo lo que ocurre e incluso interpreta la Biblia como algo temible...

"Castigaré los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación" se interpreta para el ego, como una evidente manera de perpetuarse, pues sin pecado, la culpa no tiene sentido, y el ego deja de existir.

La parte de la mente que le dimos al ego será reinterpretada y devuelta al Reino para devolverle Su compleción. Tenemos un Reino que gobernar, la mente, que se nos dio para que siguiéramos extendiendo la Creación y no limitándola. El Espíritu Santo nos recuerda que esa es nuestra misión ahora, pues al mirar a nuestro hermano y ver en él al santo Hijo De Dios recordaremos Quién somos nosotros mismos.

12. Ahora debes aprender que sólo la paciencia infinita produce resultados inmediatos. Así es como el tiempo se intercambia por la eternidad. La paciencia infinita recurre al amor infinito, y, al producir resultados "ahora", hace que el tiempo se haga innecesario...

El Espíritu Santo nos conducirá de regreso a la eternidad en cuanto le dejemos. Dejémosle, pues esa es su función! Mostremos sólo Amor, pues eso es lo que somos!

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