Parece que Jesús, al ser Hellen y Bill psicólogos, les compara lo que supone sentirse fragmentado, con las diferentes necesidades que creemos tener, basándose en la Teoría de la motivación de Maslow, por la cual, una vez que vamos satisfaciendo las necesidades primarias, se va buscando comportamentalmente, satisfacer las más superfluas...

Todas estas aparentes necesidades, no dejarían de ser más que un truco mental que sustituye, habiéndola hecho inconsciente previamente, a la única necesidad que verdaderamente tenemos y es la de sentirnos amados por Dios. Las aparentes ilusiones o ídolos son los sustitutos del Amor de Dios. Cada vez que busco satisfacer una necesidad, busco el Amor de Dios, aunque no sea consciente de ello.

El cambio de los deseos individuales a hacer la Voluntad de Dios, pasa por reconocer que nos sabemos nada por nuestra cuenta, ni si quiera lo que es mejor para nosotros mismos. Por ello nos abrimos a escuchar a la Voz de Dios en nosotros, que SÍ lo sabe y nos ayudará a satisfacer hasta las necesidades más triviales, mientras parezcamos tenerlas

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