En el año 2008, el Dr. Kevin Knight de la Universidad del Sur de California, recibió un extraño documento del siglo XVIII. Se trataba de un hermoso libro de tapa azul encuadernado en letras de oro con los cantos de color verdoso. En total eran 105 páginas en 75.000 caracteres cifrados, es decir que sus páginas estaban repletas de caracteres e ideogramas. De acuerdo con los documentos traducidos, y tras romper el código escondido detrás de caracteres griegos, latinos y símbolos extraños, esta singular sociedad basaba sus enseñanzas en una especie de oftalmología iniciática que tenía por cometido la apertura del ojo interior. Los investigadores profanos enseguida declararon que esta sociedad tenía una extraña «obsesión» con la vista, pero desde una perspectiva trascendente podemos entender que toda esta simbología relacionada con los ojos está en completa consonancia con el entendimiento de que el sendero iniciático no es otra cosa que un proceso gradual de re-educación de la vista (percepción), para que finalmente el candidato pueda apreciar la realidad tal como es y no a través del filtro de los sentidos.

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