En esta distopía con WiFi, la DEA baila sobre tres millones de pastillas de fentanilo como si fueran confeti del narco; cae “El Chuy”, operador del Cártel de Sinaloa, mientras el huachicol mexicano ya hace turismo en Asia y África, con más millas que Aeroméxico. El primer ministro Carney de Canadá osa decirle a Trump que su país no está en venta, a lo que El Donald responde con esa ternura de vendedor de multipropiedades: “nunca digas nunca”. Y como si faltara pólvora, se calienta el arroz al curry entre India y Pakistán. Para cerrar, un oso se merienda a un anciano y nos recuerda que, en esta vida, te puede matar un cártel… o la naturaleza, con igual desparpajo.

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