La Gran Belleza (La Grande Bellezza, Paolo Sorrentino, 2013) es exceso, desencanto y hastío, a partir de una forma fílmica que, precisamente, pone de relieve esa grandilocuencia, para criticarla -sí- pero, al mismo tiempo, para ensalzarla, sobre todo, a partir de la mitificación de su personaje protagonista: Jep Gambardella (Toni Servillo), periodista y gurú de una élite romana en evidente decadencia, que por su conciencia del fracaso en el presente, y por el recuerdo de un tiempo pasado en el que se concentra esa Belleza que en algún momento vio con sus propios ojos, parece más cerca de la redención que sus putrefactos compañeros generacionales.

En Las Estrenas estuvimos debatiendo sobre esta película, inseparable del contexto de corrupción política y social de la Italia de nuestros días.

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