El sultán otomano Murad III emitió un un decreto real ordenando que 1.000 judíos de Safed fueran registrados y enviados a vivir a Famagusta, Chipre. Los otomanos frecuentemente emplearon una política llamada sürgün (que significa expulsión o deportación). Sürgün incluiría la transferencia de grandes números de personas de una parte del imperio a otra para propósitos estratégicos –a veces económicos. En 1453, por ejemplo, los judíos y otras personas fueron forzadas a trasladarse a Estambul luego de haber sido conquistada por los otomanos, buscando reforzar la población allí. Luego de este decreto real se firmó uno nuevo al año siguiente que trasladó a unas 1.500 familias judías más de Safed a Chipre. El sultán esperaba que los judíos pudiesen ayudar a estimular el desarrollo económico de la pequeña isla de Chipre.  La incertidumbre de los judíos en el Imperio Otomano y en Europa continuó por siglos con la esperanza de algún día regresar al territorial de judío en la Tierra Santa.
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