Sorprendente es el secreto que guarda el cambio

07/05/2018 17 min
Sorprendente es el secreto que guarda el cambio

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Síntesis del Episodio

Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura. Siendo animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas. Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, lider de un rebaño, que, viendo el espacio ya abierto, hizo a sus compañeros seguir por allí. Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha, a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa. Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos, si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro. Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, posteriormente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto era el peor posible. Mientras tanto, el viejo y sabio bosque se reía, al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir como ciegos el camino que ya está abierto, sin preguntarse nunca si aquélla es la mejor elección. No quiero tener miedo a los cambios que me traiga la vida, quiero respirar, quiero confiar y asumirlos sin resistencia para evitar el sufrimiento, porque en mi día a día quiero estrellas que me guíen por el sendero de la felicidad. Esto es lo que todos queremos, no hay duda. Ahora bien, decir en voz alta que no tenemos miedo a los cambios no es del todo cierto, porque de algún modo, todos nosotros tememos la incertidumbre y más aún, a esas variaciones que nosotros no provocamos y que la vida nos trae por sí misma. Si deseas que tu vida cambie no te quedes sentado, porque tu existencia nunca cambiará si tú no cambias: la maneobra que pone en marcha la magia de la existencia, está siempre dentro de ti. Estamos seguros de que a estas alturas de tu vida ya has tenido que asumir más de un cambio. Algunos llegaron de improviso, y otros, los iniciaste tú mismo por necesidad. Y todo ello es bueno, porque si lo pensamos bien, a lo único que debemos tenerle miedo es a que llegue un momento, en que lamentemos no haber hecho un cambio determinado. El no habernos atrevido a decir que sí a aquella propuesta, haber hecho aquel viaje, haberlo dejado todo por alguien… Todo ello aparece en ocasiones en nuestra mente como puertas que jamás nos atrevimos abrir, cerraduras para las cuales, jamás volveremos a encontrar la llave. Los cambios son giros de sentido en el camino de nuestra vida, que a veces aparecen de improviso, y otras, surgen para ponernos a prueba. Si vienen cambios, que sean para permitirme crecer Esta es la verdadera actitud que deberíamos asumir: todo cambio es un momento para crecer, y dependiendo de cómo lo asumamos obtendremos algo más o menos positivo. A menudo suele decirse que los cambios, por sí solos no son dolorosos. El auténtico sufrimiento llega cuando mostramos una dura resistencia al propio cambio. Queda claro además, que a veces, los cambios son traumáticos: una pérdida, un fracaso un desengaño… No obstante, nuestra actitud y fuerza interior será nuevamente esa llave que habrá de ayudarnos a cruzar las puertas del sendero de nuestra vida con mayor dignidad y entereza, habiendo obtenido sabiduría. Quien se resiste al cambio queda en un espacio entre dos mundos donde a un lado está el pasado y al otro, el sufrimiento. No podemos quedarnos sumidos en el recuerdo de esa relación fracasada, o llorando durante años la muerte de un ser querido. Debemos avanzar, permitirnos sufrir día a día un poco menos hasta que el recuerdo sea nuestro homenaje tranquilo a quien ya no está, pero recuperando de nuevo la ilusión por seguir caminando. La adaptación al cambio es en realidad algo inherente al ser humano. Podríamos decir que genéticamente, estamos predispuestos a cambiar para mejorar, para descubrir nuevas habilidades, nuevos contextos, nuevas competencias… En realidad, se trata de “saber fluir”, si nos quedamos adheridos al recuerdo, al miedo o a esa línea de nuestra zona de confort, lo que conseguiremos es que tarde o temprano aparezca la frustración personal. Así pues, si vienen cambios confía en ti mismo: es una oportunidad para crecer. De pronto, y sin que sepas muy bien cómo, el universo entero parece hilar sus dedos artesanos para traerte cosas buenas, aquello que esperabas, aquello que sin duda mereces y que tu propia esperanza había dado por perdida. ¿Por qué no? Algunos lo llaman suerte, otros designios, unos pocos hablan de ley de la atracción, pero en realidad… ¿Quién puede negarte que tu esfuerzo, dedicación y voluntad haya tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que esperabas? Las cosas buenas llegan a quien sabe esperar y a quien disfruta por fin de esa suerte que se ha ocupado en forjar jornada tras jornada. Es el destino, es la oportunidad y la fuerza interior de uno mismo conjugadas para traernos las cosas maravillosas que dan vida a nuestro corazón. Si eres una persona que suele ver con gran escepticismo eso “de que las cosas buenas llegan de improviso si uno sabe esperar”, merece la pena que reflexiones con nosotros sobre estos sencillos aspectos. La magia, la suerte, la providencia y las cosas hermosas de la vida están a la vuelta de muchas de nuestras esquinas. Solo hay que sabe doblarlas, saber recorrer el camino con la mente abierta y el corazón dispuesto. La suerte y la llegada de las cosas buenas se deben a un aspecto: creer en ti Tan sencillo como eso: las cosas buenas y el ancla de la suerte solo llegan a puerto de quien es capaz de creer en sí mismo para propiciar que determinadas situaciones sucedan. Para que por fin llegue a nuestras vidas eso que tanto ansiamos, se necesita no solo un deseo. Debemos pensarlo: el pensamiento infunde la emoción y la fuerza de la voluntad, ahí donde la confianza en uno mismo y en sus posibilidades, actúan como auténticas llaves del cambio Vientos de cambio impulsan mis alas A las personas nos da miedo cualquier cosa que esté fuera de lo corriente, cualquier variación que nos aleje de nuestro centro, de nuestra comodidad, porque es como perder el control y dejarnos caer en el océano de lo imprevisible. En ocasiones, pequeños cambios hacen una gran diferencia y es entonces cuando de pronto, nos crecen las alas: porque recuerda, sin cambios no hay mariposa. Si bien es cierto que todos ansiamos disfrutar de una existencia serena donde la felicidad esté casi garantizada, nada de eso podrá ocurrir si primero no aprendemos a aceptar los cambios e incluso a promoverlos. Porque son muchas las veces en que nos veremos obligados a “pasar página” a avanzar para cuidar de nuestra salud emocional o para mejorar nuestra vida profesional. La vida es cambio y es un eterno fluir donde aprender a “dejarnos llevar” por el arroyo que nosotros creamos adecuado. Para ello, ten en cuenta lo siguiente: Haz frente a la resistencia emocional: comprende tus emociones y entiende que el miedo tiene como finalidad poner una cadena a tus pies, trasforma la inquietud por seguridad, convéncete de que dar el paso te traerá mejoras personales. Cambia tus pensamientos y cambiarás tu realidad. Es así de fácil, sólo con enfocar las cosas de otro modo, las propias cosas cambian y ya has iniciado la maniobra, ya has encendido la magia. Concéntrate en los aspectos positivos, evita caer en la balanza de lo negativo y da aliento a tus esperanzas. Si deseas que las cosas buenas lleguen a tu vida, piensa en ellas, focalízalas en tu horizonte para que sean tu guía en el día a día. Empezaremos proponiéndote una pequeña reflexión… ¿Qué es lo crees que te mereces el día de hoy? Puede que hayas pensado en un descanso. En permitirte que el tiempo trancurra un poco más despacio para poder así, apreciar todo lo que te rodea. Disfrutar del “aquí y ahora”, sin estrés, sin ansiedad. Es posible que hayas pensado también “que mereces alguien que te quiera”, que te reconozcan un poco más. Sueles esforzarte mucho por los demás y no siempre ven todo aquello a lo que has llegado a renunciar. Todos, en nuestro interior, sabemos qué es lo que merecemos. No obstante, el reconocerlo es algo que a veces nos cuesta porque pensamos que puede llegar a ser una actitud egoísta. ¿Cómo decir en voz alta cosas como “necesito que me quieran”, “merezco ser respetado/a”, “merezco tener libertad y tener las riendas de mi vida”? En realidad, basta con decírnoslo a nosotros mismos. No debemos equivocarnos, porque priorizarnos un poco más no es una actitud egoísta, es una necesidad vital, es poder crecer interiormente para ser felices. Te invito a reflexionar. Cuando eres consciente de lo que mereces, y por fin, te lo concedes, y aprendes a priorizarte un poco más a ti mismo, llegará lo que necesitas en realidad. No es magia, ni es el universo tejiendo sus leyes de atracción. Es nuestra propia voluntad para ser felices, para tomar las riendas de nuestra vida… Recuerda que en la vida todo llega, todo pasa y todo cambia…