Te ha pasado que por querer hacer un bien haces un mal y pierdes amistades y grandes oportunidades y muchas veces eso pasa porque al hacer las cosas fuiste motivado por el ganar y por sentirte bien tú sin importar los demás.
“el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado”. Cuando desea algo intensamente, ¿verdad que es fácil encontrar excusas para complacerlo?
Muchas veces el querer ser ambicioso, ventajoso y el querer ganar todo el tiempo no es la mejor opción para sobresalir. Nuestro corazón simboliza lo que llevamos dentro y las intenciones pueden ser para bien o para mal. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. Debemos d cuidar nuestro corazón y la forma en como actuamos porque eso determinara si la razón de nuestro corazón es buena o mala y es que nuestras decisiones y las acciones que ejecutamos muchas veces son el producto de aquello que nos propongamos lograr, esto es así, al menos cuando actuamos de forma consiente, aunque también el inconsciente influye en nuestras decisiones.
Pero hay otra causa más poderosa todavía y es que Dios nos cataloga según sea nuestro corazón. Somos para Dios lo que seamos dentro de nosotros. ¿SABES HASTA DÓNDE NOS LLEVA NUESTRO CORAZÓN? Nuestro corazón es traicionero puede descarriarnos en muchos aspectos de la vida. La búsqueda de seguridad económica, el consumo de bebidas alcohólicas, la elección de amistades, el uso del tiempo libre y muchas cosas más.
Aunque nuestro corazón traicionero nos haya engañado y estemos acostumbrados a justificar y excusarnos de nuestra mala conducta, podemos cambiar Tenemos que ser honestos con nosotros mismos y descubrir las intenciones de nuestro corazón. Para conseguirlo, debemos pedirle ayuda Dios “porque él está enterado de los secretos del corazón” (Sal. 44:21). También contamos con su Palabra, que es como un espejo que nos permite ver la clase de personas que somos por dentro Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno Salmos 139:23-24

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