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Escuchar "Iker Marcaide y Agnès Noguera: del fintech global a la empresa familiar cotizada"
Síntesis del Episodio
ADN Emprendedor reúne en un mismo episodio dos trayectorias que nacen en Valencia y se proyectan al mundo. Por un lado, Iker Marcaide, ingeniero y patrono de la Cátedra de Cultura Empresarial, repasa su itinerario en “cuatro capítulos”; por otro, Agnès Noguera, consejera delegada de Libertas 7 desde 2004, desgrana el legado y la gestión de una de las pocas compañías valencianas cotizadas, con un eje claro: valores, transparencia y vocación de largo plazo.
Marcaide sitúa su segundo “capítulo” en el MIT, donde una frustración operativa al pagar la matrícula se convierte en oportunidad. Aquella necesidad cristaliza en PeerTransfer —hoy Flywire— con un enfoque simple y potente: vender a universidades para que prescriban el servicio a estudiantes internacionales, agregando pagos por países para mejorar tipos de cambio y trazabilidad. La propuesta ahorra costes a alumnos y administración y reduce fricciones. Tras liderar la compañía cuatro años entre Boston y Valencia, da un paso a un lado; en 2021, Flywire sale a bolsa en el Nasdaq. Para Marcaide, el foco inicial, la excelencia operativa y acertar con “las cinco cosas que deben funcionar sí o sí” marcan la diferencia.
El tercer “capítulo” llega con el retorno a Valencia y la creación de Zubi, una plataforma que cofundaba empresas con impacto social y ambiental. La primera pieza fue educativa: un colegio Montessori en inglés diseñado desde cero, que hoy escolariza a centenares de alumnos y ha impulsado una reflexión urbana más amplia. De ahí nace Barrio La Pinada —un proyecto cocreado con futuras familias en Paterna, con metas de baja huella de carbono, biodiversidad y cohesión social— y, alrededor, nuevas compañías que solucionan cuellos de botella: desde la valorización de residuos de obra hasta la construcción en madera técnica. Zubi añade, además, una pata inversora (Zubi Capital) con fondos de deuda e impacto y una línea específica en soluciones que mejoran la vida de personas con diabetes tipo 1.
El cuarto “capítulo” es Mateco, donde Marcaide asume la dirección ejecutiva para acelerar una tecnología desarrollada en la Universitat de València: catalizadores y electrodos que hacen más eficientes las reacciones electroquímicas y pueden abaratar de forma relevante la producción de hidrógeno renovable. Con clientes ya en Norteamérica, Europa y Asia, la tesis es clara: si se reduce el sobrecoste verde, se desbloquea adopción en sectores difíciles de electrificar como aviación, transporte marítimo o procesos industriales de alta temperatura. Su mensaje final a los jóvenes es práctico: conocerse, experimentar, aceptar el error y alinear trabajo con propósito.
Desde la empresa familiar, Agnès Noguera reconstruye el hilo de Libertas 7: fundada por su abuelo en 1946, la compañía se ha movido históricamente entre promoción inmobiliaria, actividad turística e inversiones financieras. Su padre, Álvaro Noguera, diversificó con negocios financieros inspirados en el modelo anglosajón, mientras su madre, analista pionera, aportó mirada técnica y cultural. A Noguera le llega la responsabilidad en 2006; dos años después, estalla la crisis. Sin ventas, con la caída del Banco de Valencia y el ajuste en grandes participadas, la empresa sufre pero evita concursos y despidos masivos, apoyándose en diversificación, prudencia y diálogo con el sistema financiero. “Sobrevivir” fue la estrategia para volver a crecer.
Marcaide sitúa su segundo “capítulo” en el MIT, donde una frustración operativa al pagar la matrícula se convierte en oportunidad. Aquella necesidad cristaliza en PeerTransfer —hoy Flywire— con un enfoque simple y potente: vender a universidades para que prescriban el servicio a estudiantes internacionales, agregando pagos por países para mejorar tipos de cambio y trazabilidad. La propuesta ahorra costes a alumnos y administración y reduce fricciones. Tras liderar la compañía cuatro años entre Boston y Valencia, da un paso a un lado; en 2021, Flywire sale a bolsa en el Nasdaq. Para Marcaide, el foco inicial, la excelencia operativa y acertar con “las cinco cosas que deben funcionar sí o sí” marcan la diferencia.
El tercer “capítulo” llega con el retorno a Valencia y la creación de Zubi, una plataforma que cofundaba empresas con impacto social y ambiental. La primera pieza fue educativa: un colegio Montessori en inglés diseñado desde cero, que hoy escolariza a centenares de alumnos y ha impulsado una reflexión urbana más amplia. De ahí nace Barrio La Pinada —un proyecto cocreado con futuras familias en Paterna, con metas de baja huella de carbono, biodiversidad y cohesión social— y, alrededor, nuevas compañías que solucionan cuellos de botella: desde la valorización de residuos de obra hasta la construcción en madera técnica. Zubi añade, además, una pata inversora (Zubi Capital) con fondos de deuda e impacto y una línea específica en soluciones que mejoran la vida de personas con diabetes tipo 1.
El cuarto “capítulo” es Mateco, donde Marcaide asume la dirección ejecutiva para acelerar una tecnología desarrollada en la Universitat de València: catalizadores y electrodos que hacen más eficientes las reacciones electroquímicas y pueden abaratar de forma relevante la producción de hidrógeno renovable. Con clientes ya en Norteamérica, Europa y Asia, la tesis es clara: si se reduce el sobrecoste verde, se desbloquea adopción en sectores difíciles de electrificar como aviación, transporte marítimo o procesos industriales de alta temperatura. Su mensaje final a los jóvenes es práctico: conocerse, experimentar, aceptar el error y alinear trabajo con propósito.
Desde la empresa familiar, Agnès Noguera reconstruye el hilo de Libertas 7: fundada por su abuelo en 1946, la compañía se ha movido históricamente entre promoción inmobiliaria, actividad turística e inversiones financieras. Su padre, Álvaro Noguera, diversificó con negocios financieros inspirados en el modelo anglosajón, mientras su madre, analista pionera, aportó mirada técnica y cultural. A Noguera le llega la responsabilidad en 2006; dos años después, estalla la crisis. Sin ventas, con la caída del Banco de Valencia y el ajuste en grandes participadas, la empresa sufre pero evita concursos y despidos masivos, apoyándose en diversificación, prudencia y diálogo con el sistema financiero. “Sobrevivir” fue la estrategia para volver a crecer.