¿Por qué estamos hablando de las langostas? Porque el pueblo de Israel en un tiempo cuando ellos tuvieron la oportunidad de cambiar sus vidas, la oportunidad que sus vidas tomaran un vuelco… una transformación tan grande, cuando ellos tuvieron la oportunidad de ver que las promesas de Dios eran verdaderas, cuando ellos tuvieron la oportunidad de dejar el pasado atrás y comenzar a vivir el futuro que Dios tenía preparado para ellos, ellos no quisieron, no lo creyeron y no se atrevieron cual tomar los pasos de fe que eran necesarios para poder caminar conforme al plan que Dios tenía para sus vidas.

Ellos tenían el poder de Dios y ellos conocían el poder de Dios, pero la razón por la cual ellos no se atrevieron a entrar en la tierra prometida la primera vez recién salidos de Egipto es: porque ellos no tenían una buena imagen de sí mismos. En otras palabras, no conocían su verdadera identidad y aquí es donde la gracia de Dios entra a jugar un rol muy importante. Es solamente a través de la gracia que tú y yo podemos entender y aceptar que Dios nos ven en una buena cálida, en una condición tan buena que nosotros no podemos verla nosotros mismos. Cuando Dios te mira él te ve a través de los méritos de Cristo, no a través de tus méritos. El te ve a través de lo que Cristo hizo. Cuando Dios te ve y te juzga, Él te juzga a través de la justicia de Cristo, no por tu propia justicia; la justicia que viene por la fe y no por las obras. Cuando Dios te mira, Él quiere tener relación contigo. Cuando Dios quiere estar en comunión contigo él te mira y te mide conforme a la justicia de su Hijo Jesucristo, quien dio su vida por ti.

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