Por: Julio G. del Río

5 DE JUNIO DEL SEÑOR.
(Dos años ha de la partida del crédulo de mi hijo)

Dos años ha que te fuiste,
hijo de mi desventura
dejándome, en tu locura,
algo corrido y muy triste.
¿A dónde te dirigiste?,
con madre maltratadora,
la que nunca fue señora,
que no supo de cariño,
mas te convenció aquel guiño
de diablesa tentadora.

Te alejaste como un quiste,
al que ya no habrá sutura,
ya no he de ser tu figura,
pues a mamá te cosiste.
A tu perdición corriste,
creyéndola encantadora;
su llamada seductora,
tu mentalidad de niño...,
con la voz como de armiño,
se portó como traidora.

Hoy, mi pensamiento insiste,
tu partida fue ventura
y de mis males, la cura,
pues mi achaque ya no existe.
Eso fue lo que quisiste
y bendita sea la hora
en que cordero y pastora,
se mezclaron como aliño,
librándome del pestiño
en el que has mudado ahora.

(Julio G. del Río, Valencia, España, 5-VI-17)

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