La tradición evangélica que tenemos en la gran mayoría de países de América latina, heredera en primer lugar de la Reforma Protestante de Lutero y en segundo momento del movimiento misionera norteamericano, ha dejado creencias un poco equivocadas sobre ciertas temáticas. Una de ellas, no tan conocida pero muy letal para la buena práctica de la fe cristiana: tiene que ver con el hecho de pensar, afirmar y actuar como que las “buenas obras” no son tan importantes pues la salvación no es a través de ellas.

Si en verdad la Reforma recuperó verdades centrales de la palabra de Dios en base a lo cual produjo un redireccionamiento de una buena parte del cristianismo del siglo XVI y sobre todo en las posteriores generaciones de cristianos, no es menos cierto que hizo generalizaciones o reduccionismos teológicos que hasta ahora cuesta des-instalar en el pueblo evangélico.

Una de estas cosas es haber hecho un énfasis radical en la salvación por la fe y no por las obras, que creo un imaginario equivocado que a su vez generó una ruptura. Me refiero a pensar que el cristiano salvo no tiene mucho interés y por lo tanto poca o ninguna práctica de buenas obras.

Esta mañana analizaremos en el mensaje el pasaje de I Corintios 3 en donde Pablo nos revela que en un momento de la historia “la obra de cada uno será probada con fuego”, es decir, más adelante, en esa dimensión escatológica, las obras de cada quien serán sometidas a prueba por Dios mismo. En el texto se ven varias realidades al respecto incluida aquella de un buen cristiano que prácticamente no hizo buenas obras en su vida de fe mientras peregrinaba en este mundo. El texto que trabajaremos esta mañana, texto olvidado y poco predicado en las iglesias, nos va a aclarar el tema en cuestión.

Un teólogo dijo alguna vez lo siguiente: “No hacemos buenas obras PARA ser salvos, las hacemos PORQUE somos salvos”.

Mucho más podría decir en este corto espacio editorial, prefiero decírselo a través del mensaje que he preparado. Bienvenido al mensaje de esta mañana, anhelo de lo profundo de mi corazón que el texto nos lleve a toda verdad y cada uno de nosotros podamos crecer en la mejor compresión y práctica del seguimiento de Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Bendiciones hermanos y hermanas

Su amigo, hermano y compañero del REINO

Jesiel Carvajal V.
Pastor IEBEI

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