Quienes sazonaron durante una semana la invitación a la toma de posesión de Donald Trump se quedaron haciendo cocote o con el moño hecho aunque la ultima frase corresponde a las mujeres que son las que tienen moño.
El frío acabó con el bulto mediático que solo servía para echar vaina en un país donde la mayoría ni sabe ni tiene porqué conocer el protocolo para la toma de posesión en los iunaites.
No sé cuánto suma estar en un acto de esa naturaleza pero por lo menos permite hacer bulto y dárselas de importante.
La vida política y social de la RD todavía no avanza hacia los resultados concretos, eso que redujo el congresista demócrata Tip Oneil cuando dijo que toda política era local.
No hemos llegado al compromiso de los políticos con la gente y se sigue votando para que alguien sea importante.
Varias publicaciones llamaron la atención sobre el hecho de que invitaran a Omar Fernández y no a Luis Abinader siendo que tradicionalmente los gringos no invitan a presidentes a su toma de posesión.
Superar la vitrina en la vida política es parte del avance de una sociedad. En los países que han logrado mayores estadíos de desarrollo la vitrina es para artistas y estrellas del deporte. Las notas son sobre ellos, sus parejas, sus casas y con quienes se juntan.
No hemos superado la necesidad de darnos betún a costa de estar en un lugar u otro.
Nos pasa con los actos más sencillos de la vida. Nos pasa con las bodas de los connotados.
Hay personas  que se endeudan un año para poder ir a un casorio de gente que juega en otra liga. Todo por el brillo. 
Eso en la vida cotidiana es responsabilidad de cada cual pero en la vida política es preocupante porque indica que los objetivos no están claros y que solo se busca sonar como importante.

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