Todo el que ha vivido en la República Dominicana sabe que el PRM y su ascendiente inmediato el PRD nunca fueron organizaciones con una característica de cuerpo ni siquiera una visión común del Estado Dominicano.
En algún momento esa visión del Estado la tuvieron sus líderes: Bosch y Peña Gómez y una intelectualidad que les acompañó siempre. El resto del partido era una asociación de intereses particulares que oscilaban en función de grupos que tenían mayor o menor  fuerza en determinados momentos. 
Por eso se fue Bosch, por eso salieron del poder en el 86 y eso aceleró la muerte de Peña Gómez en el 98. Peña Gómez tuvo que asumir la candidatura a síndico de la capital en medio de una trifulca interna que si mal no recuerdo protagonizaban MVM y Tonty Rutinel. El tercero no lo recuerdo.
La última vez que vi a Peña fue frente a mi casa materna en Nizao, dos o tres días antes de morir. Consciente de su sacrificio fue a la provincia Peravia a apoyar al candidato a senador Don Vicente Castillo uno de los pocos que fue fiel al principio no reeleccionista del lider.
Si ustedes leen los diarios de hoy y las informaciones que desde ayer circulan en los digitales se dará cuenta que Abinader está en la misma posición que los líderes del PRD de los 80 y los 90. 
El presidente intenta promover una reforma que pocos rechazan pero los legisladores de su partido no pueden ver más allá de sus propios intereses y son capaces de tirar por la borda el proyecto si no le sacan lo suyo. 
Si usted analiza la composición de la comisión bicameral y conoce las intríngulis partidarias sabrá que tanto Pacheco como De los Santos introdujeron sus leales y por tanto se garantizan posibilidades de negociación. Su país y su partido son meros incidentes.
Un cabo me ha dicho que cada uno pertenece a un “proyecto presidencial” diferente y que la comisión se integró con los representantes de los distintos proyectos más los socios seguros como los Genao padre e hijo que se dicen reformistas pero que en lo fundamental guardan lealtad al presupuesto general de la nación.
La mayoría aplastante del PRM y sus socios deja a la oposición en condición de opinar y nada más y es muy probable que algunos peremeistas se asocian a los opositores para presionar en favor de sus intereses.
En fin prepárese para muchas declaraciones, muchas reuniones, y mucha cáscara en los medios de comunicación. La verdad es que lo que sea que salga de la susodicha reforma será una negociación entre Luis Abinader y los chupasangre de su partido.

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